El amor...

Son curiosas las caras que puede adoptar el amor, verdad? No deja de ser un sentimiento extraño. Hoy he llegado tarde a trabajar por que tuve que hacer de confesora con un amigo mío de la ciudad, cuyo nombre queda en el más estricto anonimato. Bueno, confesora no, solo escucharle y abrazarle. Y es que resulta algo fuerte saber que la chica que le ha gustado desde la primera vez que se la cruzó por la calle, aquella que ocupaba sus pensamientos, aquella que cuando la tenía en frente no era capaz de decirla nada y cuando se decidió no la veía… Es fuerte que te enteres que no solo tiene novio, si no que se ha casado y que se va a trasladar a decenas de kilómetros de donde vives.

No sé si mi amigo habría tenido alguna oportunidad real con esa chica… Bueno, por qué no? Ella es muy guapa, pero él se merece lo mejor, es un buen chico, tal vez no sea un hombre de estos que a todas no hace babear, pero yo con él me siento bien y cualquier chica creo que diría lo mismo. Es un chaval dulce, respetuoso, amable y nada fanfarrón. Pero a lo que iba, tuvo que haberse lanzado cuando pudo, decirle que la amaba (que la ama, por que esos sentimientos no desaparecen de la noche a la mañana) y todo lo demás.

Tal como me lo explicó, de todas formas, creo que su forma de amar era o es muy bonita hacia ella, ya me gustaría que me quisieran así.

Creo que hay que lanzarse y no pasarse toda la vida preguntándose qué habría sucedido.

Un día sin ganas para escribir, como os daréis cuenta en la brevedad del post…